Placer

«Que me bese con besos de su boca. Son mejores que el vino tus amores.» (Ct 1, 2)

El placer es bueno. No como un imperativo hedonista, y no como el único criterio en la vida. Hay otros criterios igualmente importantes: el deber, la realización personal, la justicia… pero, dicho todo eso, el placer es importante. El disfrute de los sentidos. Y se vive en muchas dimensiones de la vida: una buena comida, la contemplación de un paisaje, una descarga de adrenalina al vivir emociones intensas… y el placer asociado al sexo. Una manera de compartir, con alguien más, momentos de júbilo, de disfrute, de humor… sin mitificar tampoco la cosa.

  • ¿Qué te da placer en la vida?

Te veo como un temblor...


Te veo como un temblor
en el agua.
Te vas,
te venís,
y dejás anillos en mi imaginación.


Cuando estoy con vos
quisiera tener varios yo,
invadir el aire que respiras,
transformarme en un amor caliente
para que me sudés
y poder entrar y salir de vos.


Acariciarte cerebralmente
o meterme en tu corazón y explotar
con cada uno de tus latidos.


Sembrarte como un gran árbol en mi cuerpo
y cuidar de tus hojas y tu tronco,
darte mi sangre de savia
y convertirme en tierra para vos.


Siento un aliento cosquilloso
cuando estamos juntos,
quisiera convertirme en risa,
llena de gozo,
retozar en playas de ternuras
recién descubiertas,
pero que siempre presentí,
amarte, amarte
hasta que todo se nos olvide
y no sepamos quién es quién.

 

(Gioconda Belli)

PastoralSJ
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