Nos necesitamos

«El amigo fiel es refugio seguro. El que lo encuentra, ha encontrado un tesoro» (Eclo 6, 14)

Es tan sencillo como eso. Solos no podemos salir adelante. En los  momentos de alegría hace falta alguien con quien compartirla. Y en los de tristeza  alguien para acompañar la desazón. Gente con quien poder reírse y sentirse en paz. En quienes confiar y a quienes poder acudir sin necesidad de inventar excusas.

Tampoco podemos mitificar la amistad (como lo hace uno cuando es adolescente). Mis amigos también tienen sus manías –como yo las mías–. Les quiero tal y como son. Sé que podemos discutir, pero al final los vínculos siguen inamovibles. Puede haber tormentas, y saldremos de ellas más fortalecidos. Y qué alegría cuando recibes un mensaje de alguien a quien le habías perdido la pista. O cuando los caminos, que siempre juegan con nosotros, se vuelven  a cruzar. Qué bien sienta cuando, estando agitado, aparece esa presencia familiar que me ayuda a reírme de mí mismo.

¿Quiénes son los nombres importantes de tu vida?

Los amigos que has ido teniendo en tu historia

Pídele a Dios por ellos.

 

Cuando estemos de nuevo con nosotros

 

Cuando estemos de nuevo con nosotros

contándonos los gestos,

cuando estemos hablando de las gentes

a quienes más queremos,

quédate, por favor, mirando el surco

que dejan tus dos ojos en mis huesos.

Y dame lo que puedas de tu alma,

lo que no necesites de tu afecto,

lo que logres sacar sin sacrificio

de tu casa de sueños.

Yo tomaré, de fiesta, lo que quieras,

aunque sea el milagrillo más pequeño.

No es que yo sea mendigo,

es que cualquier amor es amor bueno.

 

 Jorge Debravo