Es la mirada de la misericordia. No la que se queda en bonitas palabras, en banderas o en compromisos que no llevan a nada. Es la misericordia de Dios, la que cambia nuestra mirada, la que afina nuestra sensibilidad, la que nos hace mirar al cielo, arrodillarnos e intentar cambiar la realidad.
Dicen que pierden la vida
Se dejan el alma al tratar de alcanzar
Lo que les dicen que hay detrás de esa valla
La única salida hacia la libertad
Dicen que no quieren guerras
Que ya están cansados de tanto luchar
Solo piden de rodillas que cambie su realidad
Dicen que están en el mundo pero casi nadie se pone en su lugar
Dicen que cayeron bombas en tres hospitales de aquella ciudad
Y es duro imaginar el daño de todos esos años de ausencia de paz
Mientras tanto miran al cielo suplicando que cambie su realidad
Dicen que esta vida es corta
Que no hay mucho tiempo que desperdiciar
Y eso que ellos viven cada momento
Con más sufrimiento del habitual
Dicen que llevan tanto dentro
Ricos de alma pobres de solemnidad
Y en sus espaldas
cargan mochilas llenas de esperanza para volver a empezar
Dicen que están en el mundo pero casi nadie se pone en su lugar
Dicen que cayeron bombas en tres hospitales de aquella ciudad
Y es duro imaginar el daño de todos esos años de ausencia de paz
Mientras tanto miran al cielo suplicando que cambie su realidad
Dicen que están en el mundo pero casi nadie se pone en su lugar
Dicen que cayeron bombas en tres hospitales de aquella ciudad
Y es duro imaginar el daño de todos esos años de ausencia de paz
Mientras tanto miran al cielo suplicando que cambie su realidad.
Clara H.