La novela rezuma frescura y finura en la escritura de una historia que está cargada de dolor y desesperanza. Aunque la problemática social que vivía Colombia de los años 70 y 80 nos pueda resultar lejana, es una problemática que sigue siendo actual pese a que no salga en las portadas. Como dice el protagonista de la obra «no hay problema que sea de otros», sino que siempre es responsabilidad de todos. La diferencia está en cómo nos acercamos y miramos estas desigualdades. El Dr. Héctor Abad los miró de frente, con sus conocimientos médicos y movido por su amor a la vida (a su familia, a la sociedad y la belleza).
La lectura de esta novela trae al lector la historia de un hijo que admiraba a su padre; la historia de Medellín desde el punto de vista de una familia acomodada; la historia de un profesional que supo aplicar el mensaje del evangelio sin ser cristiano; la historia de una persona que quiso vivir con coherencia y eso le costó la vida; la historia de un héroe que supo denunciar las injusticias y luchar por hacer felices a todos; la historia que al ser la de otro se puede leer con distancia, pero que al terminarla surge la pregunta ¿qué hago yo para mejorar la vida de los otros? ¿Qué estoy haciendo para denunciar las injusticias que conozco? ¿Y qué puedo hacer para vivir tan enamorado por la vida como el autor por su padre?