Se trata de una de esas novela que alegran la vista por su fluidez y franqueza, tocando las dimensiones más profundas del ser humano. Al igual que ocurre en su otra novela, Los ingratos, Pedro Simón acompaña al lector en un viaje a un pasado nostálgico, pero que lejos de criticar el presente y el futuro, nos lleva a valorar lo más importante de la vida. Al mismo tiempo, este libro supone un derroche de humanidad, donde se asume con profundidad temas tan complejos como la muerte, la adolescencia, las clases sociales, la paternidad, la maternidad, el sufrimiento o los detalles del día a día.
«Aprendí que a veces buscamos argumentos de ficción y los argumentos los tenemos en casa, historias que merecen la pena ser escritas y compartidas, pero que callamos para protegernos, historias anodinas vistas desde fuera, pero que, una vez leídas con detenimiento, te interpelan como un tamtam antiguo, historias nuestras secretas que creemos únicas y que tienen mucho más que ver con los otros de lo que imaginamos».