Puede que seas uno de los que se lo plantea. A fin de cuentas, cada vez son más y más los jóvenes que se plantean opositar. Ahora viene una oportunidad de oro, más de 300.000 plazas en los próximos tres años, que te están esperando, un futuro asegurado, sueldo fijo, vacaciones garantizadas… Sí, es verdad que son muchos los que lo van a intentar, pero si consigues sacarla tú, es mejor que si te toca la lotería.

 Pero… ¿es esa tu vocación? Es más, ¿te has llegado a plantear que ser funcionario sea una vocación? Algo que no solo tu madre quiere que hagas, sino que también Dios puede estar queriendo para ti. Si vas a cualquier oficina pública hoy y le haces esta pregunta al primer funcionario que te cruces, quizás la respuesta que te encuentres sea más parecida a lo que tú te planteas: busca trabajo seguro, salario garantizado y condiciones laborales dignas. Y la vocación, pues para los ratos libres, cuando llegan las 15h y vuelves a casa.

 Estamos seguros que los médicos, profesores, militares, policías, jueces –todos funcionarios también, por cierto- tienen un componente vocacional en su elección profesional. Pero, y tú, que quizás te planteas ser técnico administrativo de un Ministerio, ¿qué?

La invitación es a que no te resignes a conseguir estabilidad a costa de la vocación, que no pongas por delante la seguridad de un puesto fijo. Porque ser funcionario también es una vocación. Echar muchas horas en una oficina, sacando adelante el papeleo también es un trabajo que puede construir Reino, que Dios te puede estar llamando a realizar para que te pongas al servicio del bien común, de los que comparten contigo esta sociedad que formamos. En definitiva, plantéate si quieres opositar -o si ya lo estás haciendo- para vivir cómodamente, con seguridades, o buscando servir a los que te rodean, al bien común.

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