Sé que es verdadero si me libra del pasado vivido.
Si no pienso que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Si no lleno los días de recuerdos nostálgicos y melancólicos.
Si no lamento los infinitos pasados que debieron haber sido, pero que no fueron.

Sé que es verdadero si me olvido del futuro.
Si puedo vivir sin proyectarme en los meses que vienen.
Si las decisiones que tendré que tomar no me agobian.
Si no me atrapan sueños irreales de una vida que no sé si viviré.

Si vivo centrado en el presente.
Si lo importante es lo que voy a vivir hoy o mañana o la semana que viene.
Si me levanto con la sensación de que el día va a ser especial.
Si me acuesto soñando con mañana.
Si siento que el momento que ahora vivo es más especial  que los recuerdos del pasado.
Si soy capaz de vivir sin que me importe la incertidumbre de mi futuro.
Si no necesito planear casi nada.
Si camino despacio y paso ratos sin hacer nada.
Si el tiempo cambia de velocidad.

Si no quiero dejarlo escapar.
Si siento que merece la pena.
Si me hace sonreír.
Si estoy en paz.

Entonces, sé que es verdadero.

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