No le des más vueltas. No te preocupes tanto. No lo pienses más. No podemos ir por la vida parándonos a pensar, a mirar posibilidades, a ponernos a pensar en profundidades o a creer que podemos ser críticos con nosotros mismos o con la realidad ¿O es que crees que vale la pena dar espacio a los ecos del corazón o las intuiciones de la razón?
No tienen por qué entenderte. No tienes que dar tantas explicaciones: ya tiene cada uno suficiente con lo suyo. En tu vida lo importante eres tú, lo que tú sientes, aquello de lo que estás convencido. No tienes por qué estar siempre pidiendo perdón ¿O es que crees que hay alguien a quien le preocupa y le afecta lo que te pasa?
Just do it. Si puedes hacerlo, hazlo; y lo hecho hecho está. No pares: ¡corre! La vida es para ti: aprovecha, otras personas también lo habrían hecho. Tienes mucho que mostrar y demostrar. ¿O es que crees que sí cabe otra cosa que no sea hacer, llenar la agenda, mirar a lo siguiente y no quedarse atrás?
¿Y si sí lo creemos? ¿Y si vale la pena «rayarse» un poco para atrevernos a vivir mirando la vida, a abrir los ojos y hacernos preguntas, y a no movernos solo a golpe de impulsos primarios? ¿Qué nos pasará si en nuestra forma de pensar y decidir lo hacemos más desde el nosotros que desde el yo, reconociendo que muchísimo de lo que somos es gracias a otros y preguntándonos lo que podemos hacer por los demás? Quizá sí vale la pena «rayarse» un poco, para pensar, para dudar, para entender o para darnos cuenta de que no todo lo entendemos… para no fiarme solo de mí… buscando más tiempo para conversar, más tiempo para abrirme a otros y al Otro y así, quizá, poder creer en una forma de vivir diferente, para abrir otros huecos, y que pasen otras cosas… Quizá, a veces es bueno «rayarse» un poco, y dejarnos más tiempo para soñar, más tiempo para sentir… ¿Será, también, más tiempo para vivir?