«Esta mañana sentí una enorme tranquilidad en mí. Como después de desatarse una tormenta. Noto que siempre vuelve de nuevo. Después de días de mucha e intensa vida interior, aspirando a conseguir claridad y con dolores de parto por frases y pensamientos que no quieren nacer en absoluto y después de exigirme rigurosamente para lograr lo más importante y lo más necesario, encontrar la propia forma, etc.

Entonces de pronto se me cae todo el peso de encima, aparece un cansancio bienhechor en mi cerebro, que ha dejado de agitarse, y surge una especie de bienestar en mí y hacia mí, y a parece un velo, a través del que se ve la vida de una forma más suave y amable. Estar reconciliada con la vida. No soy yo como individuo quien quiere o debe hacer algo. La vida es grande y buena, fascinante y eterna. Cuando se pone demasiado énfasis en uno mismo y se agita y se irrita, entonces se escapa ese gran y poderoso flujo que es la vida. Esos son los momentos auténticos -y yo me siento muy agradecida- en los que queda descartada toda ambición personal, en los que, por ejemplo, se calma mi anhelo de conocimiento y sabiduría. Entonces me sobreviene de pronto, como un golpe de ala, un pedacito de eternidad.»

Etty HillesumDiario

Te puede interesar

No se encontraron resultados

La página solicitada no pudo encontrarse. Trate de perfeccionar su búsqueda o utilice la navegación para localizar la entrada.

PastoralSJ
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.