El 3 de mayo es el día mundial de la libertad de prensa. Hay muchas maneras de amordazar a los medios de comunicación. Hay contextos donde se silencia a los periodistas directamente a través de la represión, el secuestro o el asesinato (lugares de conflicto, contextos de violencia política, víctimas del narcotráfico…). En otros lugares, la libertad se pierde por la cartera: tráfico de influencias, sobornos o intimidaciones que llevan a publicar información con determinados sesgos y agendas, presión de los poderes públicos en forma de contratos de publicidad, amistades de conveniencia entre políticos y periodistas, que trapichean con la información como moneda de cambio…
Desgraciadamente, hay demasiados periodistas que juegan al juego del poder y contribuyen a desprestigiar la vocación. Sin embargo, que ello no nos haga olvidar a todos los que se esfuerzan por poner luz sobre los abusos, sobre la barbarie, sobre los excesos que se producen en tantos ámbitos de la vida pública; a los que se juegan la vida en lugares de riesgo; los que trabajan, de una manera quizás menos arriesgada, pero igualmente sacrificada, intentando mostrar lo que ocurre, la cara menos visible de la vida, poner voz a los silenciados, rostro a los olvidados, persiguiendo una verdad que ayude a desenmarañar las redes de este mundo.
Hace un año, la película «Spotlight», mostrando la investigación de un grupo de periodistas del Boston Globe para destapar el ocultamiento de los casos de pederastia en la iglesia católica, invitaba a admirar (y ojalá emular) a quien se empeña en denunciar lo injusto, caiga quien caiga. Hoy la vocación de periodista podría ser una moderna forma de profecía, si quienes se dedican a ella optaran, en conciencia, por servir a la verdad y a la justicia.
Brindemos por los buenos periodistas; los que se informan; los que se la juegan; los comprometidos; los que son honestos con las palabras; los que no se casan con el mundo ni compadrean con el poder y sus ambigüedades; los que se esfuerzan por comprender y tratan de mostrar lo que ocurre; los que se niegan a dejarse comprar. Que nadie encadene su palabra que grita por la verdad. Porque la verdad nos hace libres.
Balance de periodistas asesinados en 2016 en el mundo (RSF)