- Porque es, para muchos, la mejor película de Richard Attemborough, no muy prolífico en su faceta como director, con una filmografía breve pero que incluye películas como Gandhi, Un puente lejano o Grita libertad.
- Por la labor de los dos protagonistas. Anthony Hopkins y Debra Winger que brillan en cada escena, haciendo absolutamente creíble la historia de amor otoñal de ambos personajes.
- Por el guión, especialmente los diálogos de Lewis y Joyce, en torno a la felicidad, el sentido de la vida, el amor, el riesgo. Son diálogos sutiles, tanto que algunos piden varios visionados para disfrutar de todo su contenido:
– Lewis: Yo siento lo que digo.
– Joyce: Es solo que no lo dices todo, ¿no?
– Lewis: No se puede decir todo. Llevaría demasiado tiempo.