- Porque está basado en la exitosa novela de Fernando Aramburu que lleva su mismo nombre. Una obra imprescindible que se aproxima con veracidad, emoción y realismo a lo que se vivió en la sociedad vasca durante muchas décadas.
- Porque tiene una clara pretensión de reconciliar por medio de la verdad. Consigue demostrar cómo el terrorismo es capaz de penetrar en los afectos de las personas y destrozar la vida de todos los implicados, sacando así lo peor en muchos de los casos.
- Porque la ambientación, los diálogos y los escenarios trasladan a la perfección al contexto de la época. A pesar de no ser personajes históricos, describe con precisión cómo podrían ser los escenarios donde discurre esta terrible pesadilla.
- Por la interpretación de todos los actores, especialmente de los personajes de Miren y Bittori, que saben con genialidad transmitir el dolor generado por esta situación.
- Porque es entretenida y capaz de mantener la tensión en el espectador, pese a que la historia es ya bastante conocida para la mayoría.
- Porque en un mundo cada vez más violento y alejado de la verdad, conviene recordarnos qué ocurre cuando convertimos a las ideas en absolutos y a los vecinos en enemigos.
Sinopsis
En 2011 la banda terrorista ETA anuncia el fin de la violencia armada. Tras el anuncio, Bittori (Elena Irureta) –viuda de Txato, empresario asesinado años antes–, decide volver a su pueblo de toda la vida. Sin embargo, el regreso rompe el silencio impuesto durante años y despierta así los recuerdos y las conciencias de todos los actores implicados, especialmente de Miren y Joxian, viejos amigos y padres del asesino de Txato, que sigue cumpliendo condena. Es la descripción de una de las páginas más oscuras de nuestro pasado, de cómo el terrorismo genera víctimas por doquier a base de violencia, miedo y silencio.
¿Por qué ver "Patria"?
Para pensar
- En la novela y en la serie, quizás el personaje más plano es don Serapio, el sacerdote, absolutamente parcial a favor de una de las familias, y distante, en su actitud, con el dolor de las víctimas. ¿Qué deberíamos esperar de la Iglesia en situaciones de conflicto, violencia, terrorismo?
- Desde el primer capítulo, ya sea a través de la violencia callejera, o hasta el asesinato de quienes se perciben como enemigos, para el mundo abertzale la lucha armada se presenta como una opción legítima frente a la opresión del Estado. ¿Puede ser la violencia una forma de resistencia para un pueblo? Recientemente el papa Francisco denuncia la guerra, la pena de muerte y la violencia como forma de resolución de los conflictos. ¿Crees que hay aún situaciones en las que la violencia pueda considerarse legítima?
- ¿Cómo se puede detener la dinámica de la violencia, cuando se apodera de todo un pueblo? ¿Qué hace falta para detener esta espiral?
- Uno de los temas más complicados es el que tiene que ver con el silencio cómplice. En la serie advertimos la decepción y escepticismo que en Miren (la protagonista) generan ahora las palabras de apoyo de quienes en su momento eligieron callar, mirar para otro lado y dejarlos solos. Es una tentación muy humana la de callar para no complicarse la vida. Se ha repetido en la historia. También en esta historia muchos se convirtieron en cómplices a través del silencio o de la equidistancia: ¿Cómo romper una dinámica tan destructiva? ¿Se te ocurren silencios que hoy puedan ser cómplices del mal?
- Quizás lo más devastador de Patria es ver el daño que la ideología y la obligación de tomar partido puede provocar entre quienes han sido amigos, rompiendo relaciones, amistades e incluso familias. ¿Se puede aceptar todo por defender a un ser querido?