Porque Tom Hanks siempre es sugerente. Es capaz de asumir grandes papeles en solitario y encajar en todos ellos, desde un náufrago a un soldado pasando por un vecino gruñón.
Aunque la historia es muy previsible, está abierta a la esperanza, y es fácil verse identificado en algunos aspectos.
Sin caer en grandes exquisiteces técnicas, se deja ver y fácilmente levanta el espíritu del espectador con ciertas dosis de ternura y alguna nota de humor.