Porque las actuaciones de Tom Hanks y Barkhad Abdi son sublimes. Los primeros planos en la producción de la película nos muestran una suerte de registros que hacen que se disfrute cada escena. La dirección de Greengrass es también digna de mencionar. Consigue que la carga adrenalínica sea explosiva.
Porque ayuda a reconocer el problema de los piratas del siglo XXI y el riesgo al que se encuentran expuestos los que trabajan en el Océano Índico, a la par que muestra hasta dónde se pueden sentir coaccionados los seres humanos para conseguir un poco de dinero para sus familias, dando una explicación medianamente lógica a esta realidad.
Porque es una radiografía de la injusta distribución de la riqueza, encarnada en el encuentro entre un capitán americano y un pescador somalí. Los dos personajes son tratados en cada momento con muchísimo respeto por parte del guión.
Porque no hace falta ser muy astuto para darse cuenta de la diferencia de medios y nivel de vida entre Somalia y Estados Unidos.