- Porque es una miniserie bien hecha, seria, directa, bien documentada y que cuenta un caso real.
- Porque el casting es inmejorable, combinando la solvencia de intérpretes consagrados (Vera Farmiga, Felicity Huffman o John Leguizamo), con las interpretaciones vibrantes de los jóvenes que cargan con el peso de la historia. Jharrel Jerome, (como Korey Wise), recibió el Emmy como mejor intérprete en una miniserie. Además la serie estuvo nominada para otros once premios.
- Por la producción artística, recreando el ambiente de finales de los 80.
- Por un guion muy sólido, que evita el sentimentalismo que hubiera sido una tentación, y tampoco cae en proclamas sobre la justicia –dejando que sea la propia historia la que hable por sí misma y confronte al espectador con lo que ve–. Además, la estructura de la miniserie da a cada uno de los cuatro capítulos una entidad que permite desplegar con muy buen ritmo narrativo toda la historia: la noche en el parque y las detenciones (capítulo 1), el juicio (capítulo 2), la vida en el reformatorio y la difícil reinserción de los más jóvenes (capítulo 3), y la lucha de Korey Wise por resistir y defender su inocencia, pese a la atrocidad de la prisión, hasta que finalmente se descubre la verdad (capítulo 4).
Sinopsis
Una noche de 1989 una mujer que corría en Central Park fue asaltada, salvajemente golpeada, violada y quedó en coma. Cuando salió del coma no recordaba quién había sido su agresor. Pero la policía ya había señalado a cinco adolescentes (cuatro afroamericanos y un hispano) detenidos aquella misma noche con otro grupo de chavales que estaban haciendo el gamberro por el parque. Pese a la falta de pruebas, la fiscal Linda Fairstein y la policía de Nueva York habían encontrado en ellos un chivo expiatorio. En el juicio «Los cinco de Central Park» –como los bautizaría la opinión pública– fueron condenados y enviados a reformatorios, salvo Korey Wise, que por tener 16 años fue enviado a una prisión de adultos. Solo doce años más tarde el verdadero agresor confesó su crimen.
¿Por qué ver "Así nos ven"?
Para pensar
- Cuando este 2020 ha estallado la polémica racial a propósito del «Black Lives Matter», tal vez algunas formas de protesta hayan podido distraer la atención de lo esencial: un racismo sólidamente asentado en la sociedad estadounidense. La historia real aquí contada es un ejemplo. ¿Qué ven los policías, la opinión pública, los inseguros habitantes de la ciudad, cuando ven a los cinco acusados? ¿Ven a cinco niños o ven amenazas? ¿Se te ocurren formas de racismo concretas y cercanas en tu contexto?
- Esta es también una reflexión sobre la justicia. Una justicia que no parece ciega, ni imparcial, sino sesgada y manipulable. ¿Qué debería ser la justicia? ¿Es igual para todos?
- La serie también ofrece una mirada a la familia. Es muy interesante la lealtad, apoyo y constante presencia de las familias de los chavales en todo su proceso. Sin idealizarlas, y mostrando la complejidad de las relaciones humanas.
- El tercer capítulo contiene una de las declaraciones de amor más poderosas que hayamos visto en una pantalla en mucho tiempo. «Todo el mundo me odia, mamá» (dice Kevin). Y su madre, con fiera convicción, le responde: «Sé que es lo que parece. Pero yo te quiero lo suficiente para compensar por los demás. Lo único que hago todo el día es quererte. No pienses nunca que estás solo. Yo estoy en esto contigo. Si tú lloras, yo lloro. Si tú te enfadas, yo me enfado. Si tienes miedo, yo también. Si eres libre, yo soy libre. Tú y yo, siempre». Quizás sea una de las imágenes más profundas y radicales del amor –y lo que permite entender por qué sentimos que el amor de Dios tiene que ser algo así–.
- La dificultad para la reinserción también es otro de los temas que merece la pena considerar. La permanencia de los prejuicios. La sospecha que estigmatiza a quien ha sido acusado. La dificultad de tener que estar bajo el escrutinio constante de los otros…
- Cuando el verdadero culpable finalmente sale a la luz, es muy interesante ver la reacción de los principales acusadores (la fiscal Fairfield y uno de los policías que condujo los interrogatorios claramente sesgados y manipulados). La negativa a reconocer el mal causado. El empeño en seguir sosteniendo el propio error. Esto nos habla también de la dificultad para mirar cara a cara a los errores de nuestra historia.