Señor, ¿a quién iremos?

Un día decidimos subir a tu barca,

confiarte el timón.

Desde entonces

navegamos por la vida

y escuchamos sonidos diversos,

el ruido del trueno 

que anuncia la tormenta,

los cantos de sirena 

que prometen paraísos imposibles,

el bramido de un mar poderoso

que nos recuerda nuestra fragilidad,

las conversaciones al atardecer

con distintos compañeros de viaje,

los nombres de lugares 

que aún no hemos visitado,

y los de aquellos sitios 

a los que no volveremos.

 

A veces nos sentimos tentados

de abandonar el barco,

de cambiar de ruta,

de refugiarnos en la seguridad

de la tierra firme.

Pero, Señor, 

¿a quién iremos…

si solo tú puedes ayudarnos 

a poner proa 

hacia la tierra del amor

 y la justicia?

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PastoralSJ
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