Cuando huyas de la cruz, recuerda
que la entrega, llevó a la cruz,
que el amor, se expresó en la cruz,
que la fidelidad, se demostró en la cruz,
que la amistad, se probó en la cruz,
que la verdad, se reveló en la cruz,
que la incredulidad, cayó ante la cruz,
que la fe, se fortaleció en la cruz,
que las heridas, las abrazó la cruz,
y que el pecado, se redimió en la cruz.
Por eso la vida, mi vida, tu vida,
que entiende de entrega y de amor,
que se apoya en amigos fieles,
que aspira a la verdad, la confianza y la fe,
que sufre por las heridas y llora el pecado.
No puede huir de la cruz,
sino al contrario: mirarla y amarla,
porque en ella la Vida,
mira, ama y sana.
La vida. Mi vida y tu vida.