Ansias de vivir

No sé qué hacer, Señor,

con estas ansias de vida,

que me van devorando 

cada día!

Si pretendo frenarlas,

ya no vivo.

Si las dejo correr,

¿dónde me llevan?

Tú eres la vida.

Yo sólo un hilo de tu fuente.

Manar, correr, verterme…

Sin mirar dónde, 

cómo y a quiénes,

derramarme.

Y a los pies de mi hermano,

de cualquiera,

estrellar mi alabrastro

y dejar que la casa

se empape toda del perfume

barato, que te traigo.

 

¿Eso es vivir?

Pues eso ansío

El morir a mi muerte,

el no acabarme

con algo tuyo, por dar, entre mis dedos.

 

Y, cuando haya partido,

continuaré, manando de tu fuente,

lo aprendido:

Muero, siempre que vivo;

Vivo, siempre que muero.

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