Aprendemos muchas cosas día a día. Y si somos capaces de echar un vistazo, de releer lo sucedido y de tomar alguna que otra rienda, es posible que podamos avanzar con pie seguro y corazón firme hacia un horizonte de evangelio. Y es que la vida, con sus historias, aciertos y fracasos, con sus memorias y sus anhelos, con las gentes que se cruzan en nuestro camino, es buena maestra, si somos capaces de prestar atención a lo mucho que nos ocurre cada día