Bajo fachadas hermosas y construcciones impresionantes, quedan ocultas las piedras angulares… los cimientos que ayudan a que la casa no caiga. Y son esas piedras, escondidas pero firmes, las que han de ser más resistentes.
Porque la vida es muchas veces torbellino y tormenta. Porque nos encontramos en ocasiones heridos, cansados o inquietos. Porque descubrimos que somos frágiles, que no sabemos cómo seguir. Porque ante algunos retos nos falta valentía, empuje o firmeza… pidamos a Dios que nos haga fuertes…