Dios no regala colonias, ni discos, ni libros. No regala la play, o el iPod, o ropa. Nos regala a su hijo. Y en él, y a través de su historia única, de su palabra sincera, de su vida, nos regala la compasión, la ternura, la generosidad y la autenticidad. ¡Estamos de enhorabuena!…