Tú lo vales, tú puedes, tú lo mereces, bienvenido a la república independiente de tu vida. El mundo a tu medida. Piensa por ti. Sé tú mismo. Vive lo que quieras. Siente. Experimenta. Busca. Disfruta… ¡Cuántos mensajes que se centran todo el tiempo en mí! Me invitan a ser el centro de mi vida. A tomarme el pulso a cada paso, pensando cómo estoy, cómo me siento, si la vida me sonríe o me golpea, si estoy contento o triste… si estoy de bajón, de subidón, o sin más. Pero tu evangelio me invita, una y otra vez, a ensanchar el círculo, a mirar hacia fuera, a descentrarme para encontrar… al prójimo, a Ti, y probablemente por ese camino, también la mirada más auténtica y completa a mi propia vida.