A veces se nos cansa el deseo. Dejamos de anhelar, de soñar, de querer. Nos pueden las inercias y las rutinas, ponemos el piloto automático y nos dejamos llevar por las circunstancias.
Pero tú puedes volver a encender la llama que, dentro de cada uno, nos impulsa a ponernos en camino. Tú pones en el horizonte nuevas imágenes que repueblan nuestra imaginación, nos sacan del letargo y nos lanzan a seguir buscando.
Es ahora tiempo de avivar el deseo, la ilusión y el anhelo. Tiempo de dejar que nos zarandees y nos llenes de vitalidad. Tiempo de levantarnos y saltar……