Esta semana, el partido alemán ultra AfD ha obtenido en Alemania unos resultados en los que ha superado todos los pronósticos. La gente se echa las manos a la cabeza y muchos no entendemos cómo un partido ultraderechista, en Alemania, puede obtener tanta representación. Se trata de un partido que busca deshacer la eurozona, volver al marco alemán y entre otras cosas, impedir la llegada de refugiados a toda Europa. Estos partidos nos muestran el miedo de Europa a perder su hegemonía, el deseo de volver a momentos de esplendor. Nos muestran lo capaces que somos de olvidarnos de nuestra historia. Me sorprende que sean capaces de pensar, salvando las distancias, que volver al año 33, cuando el partido nacionalsocialista ganó las elecciones, puede ser una buena opción. ¿Cómo nos olvidamos de algo así? ¿de verdad creen que es una buena solución?
En el fondo, trasladándolo a mi vida, me doy cuenta de que continuamente tropiezo con la misma piedra, quizás no tan grave, pero con la misma piedra. Respondiendo al dicho: ¡ojalá sólo tropezáramos dos veces! Y me recuerda que en la vida es importante tener memoria, recordar nuestra historia, la de nuestra sociedad, y la personal propia. Para entendernos, en primer lugar; para aceptarnos cada uno como somos; y para saber avanzar en la vida. No se trata de vivir continuamente mirando al retrovisor, nostálgicos o críticos de nuestro pasado, pero no podemos olvidarnos de todo lo vivido, porque nuestro presente y nuestro futuro no se lo merecen.