Las relaciones siempre tienen dos direcciones: de ida y vuelta. Damos y recibimos. Quizá no estamos tan acostumbrados a sentir agradecimiento cuando las cosas nos van bien. Es como debe ser, al fin y al cabo. He trabajado bien, me he esforzado… y el resultado es lógicamente bueno…
Otra historia muy distinta llega cuando las cosas no nos van tan bien… (Santo, santo… haz milagros… mueve el mundo, cambia el rumbo). Y entonces es cuando volvemos los ojos al cielo y pedimos todo lo pedible (líbranos del tiempo, líbranos del miedo…), y esperamos que el cambio llegue… desde fuera. ¿Qué tal si, una vez más, nos planteamos mirar dentro e intentar que, para bien o para bien (que de todo se aprende), el cambio comience dentro? Porque así actúa Dios, por dentro… Suele ser viral, como algunos vídeos de Youtube. Atrévete a hacer la prueba, y luego me cuentas…
Santo, santo
Haz milagros,
mueve el mundo,
cambia el rumbo,
llévate los gritos de los hombres sin espíritu,
mi corazón.
Llévate los grandes titulares, los desastres
y la superstición.
Llévate también las sonrisas congeladas
y el abrazo del traidor.
Llévate las torres infinitas con antenas.
Lleva todo lo que puedas,
deja sólo cosas buenas.
Santo, santo,
haz milagros,
mueve el mundo,
cambia el rumbo.
Deja en el altar los regalos de los dioses que pedimos sin cesar.
Rompe las barreras, las fronteras, el silencio
y los palacios de cristal.
Toca nuestra frente y devuélvele a la gente el instinto animal.
Dinos nuestro nombre verdadero, enséñanos el fuego.
Líbranos del tiempo, líbranos del miedo.
Santo, santo,
haz milagros,
mueve el mundo,
cambia el rumbo.
No te escondas,
no te rindas.
Santo, santo,
oye el llanto.
Santo, santo,
Santo, santo…
Llévate los gritos, llévate los golpes.
Llévate la furia, llévate los ruidos.
Lleva las promesas incumplidas, las heridas.
Déjanos lo bueno, déjanos la vida.
Haz que pare el tiempo y que sople fuerte el viento.
Llévanos al mar y haz que se abra el cielo.
Santo, santo,
haz milagros.
Santo, santo,
haz milagros
cambia el rumbo,
cambia el mundo ya.
Coque Malla (El último hombre en la tierra)