¿Y si la piel sirviera también para hablar con Dios? Sus gritos, de dolor o de placer, nos pueden abrir hasta él. Nuestro respirar profundo. Nuestro querer vivir y que otros vivan. Escuchar lo de fuera, que expresa lo de dentro… Sí. En la superficie quizás también esté Dios. 

Bebe, (Cambio de piel)

Te puede interesar

No se encontraron resultados

La página solicitada no pudo encontrarse. Trate de perfeccionar su búsqueda o utilice la navegación para localizar la entrada.