Quizás no hayamos cumplido 40 años en cuarentena, pero seguro que vimos pasar, no sin pena, algo largamente esperado y preparado: un viaje, una celebración, una quedada, la graduación, una boda (la tuya, quizás), el cese del trabajo que tan bien te iba o simplemente, el parón de esa racha tan buena.
Y es que a nadie le ha venido bien el confinamiento, ni esta nueva normalidad donde todo parece a medio gas. Bueno, en general a nadie (o casi) nos gusta que nos cambien los planes, que nos frenen en mitad de la carrera. Preferimos llegar al final, ya sea para dar marcha atrás con cabeza gacha o para subir al pódium. Pero llegar al final.
Situaciones como estas, no solo la excepcionalidad de la pandemia, sino cualquier cambio brusco de rumbo pone al descubierto las entrañas, las preguntas que nos desvelan por la noche, el posible “desastre existencial” y salen esas ganas de ¿normalidad?… De verdad.

Leiva

Llevo horas desvelado con el azul de las sirenas
Tarareando una canción de mierda
Tengo un bulto en el costado, y una crisis de las buenas
Anoche se me salió la cadena
Mis amigos más bravos
Siguen arreglando el mundo ahí fuera
Qué extraño cumpleaños
Cuarenta en cuarentena

He peinado el extrarradio con mi bici de carreras
Y unas mallas cortas vieja escuela
Echo en falta a mis hermanos, en la furgoneta negra
Los tiburones de la carretera
Escucho por la radio
Muere mi comentarista estrella
Qué extraño cumpleaños
Cuarenta en cuarentena
Cuarenta en cuarentena

Dando vueltas a las vueltas
Llevo una semana entera
Camuflando mi desastre existencial
Huele a cielo de tormenta
Y me muero porque vuelva
Aunque sea un pedacito de normalidad
Cada noche pedo cometiendo errores en cadena
Dinamito mi penúltima oportunidad
Con la máscara de guerra
Y un resguardo en la guantera
Bajo a ver si veo a alguien de verdad
De verdad
De verdad
De verdad
De verdad

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