Porque John O´Malley es un referente en cuanto a historia de la Compañía de Jesús. Asimismo, escribe muy bien, pues se tratan de sus conferencias adaptadas al gran público, y con su estilo norteamericano se trata de un gran divulgador. Y finalmente, porque plantea una propuesta claramente humanista que explica el ADN de la educación jesuita y sus orígenes allá por el siglo XVI.
A partir de este modesto comienzo se desarrolló un impresionante programa en Europa y en otras partes que adquiriría cada vez mayor fuerza con el paso de los años. Las limitaciones estéticas del «teatro escolar» son bien conocidas. Por ejemplo, como ya se ha sugerido más arriba, los jesuitas se apuntaron a la creencia humanista de que la buena literatura, incluido el teatro, tenía una finalidad edificante y moralmente didáctica. Además, los actores eran estudiantes jóvenes, no profesionales. Pero para situar esta empresa en su plena perspectiva tenemos que recordar que Lope de Vega (1562-1635), Calderón (1600-1681), Andreas Gryphius (1616-1664), Jacob Bidermann (1578-1627), Corneille (1606-1684) y Molière (1622-1673) recibieron su primera formación teatral en colegios jesuíticos.