Admirable el empeño de este grupo de jóvenes poetas, los cuales, con la única fuerza que esconde la palabra dicha y escrita, pretenden despertar del letargo a una sociedad acomodada y dormida que apenas cuestiona ni lo que le cuentan ni lo que le callan cada día en los templos sagrados de la comunicación. Y lo hacen de la forma más profética que se puede hacer, elevando a la categoría de lo público y de lo moral, historias personales y sociales olvidadas o “privatizadas”. Cargadas de injusticias que no se pueden ocultar, unas, preñadas de esperanzas que no se pueden por más tiempo callar, otras. Muy interesante, para un trabajo pastoral con jóvenes, en esta línea, es la propuesta educativa a la que remite el libro en su última página, en relación al tema de la globalización. La podéis consultar en esta dirección: http://www.nodo50.org/mlrs
“A pesar de este frío antiguo,
de los crueles vigías y sus leyes,
a pesar de este miedo que atenaza,
muchos volverán esta noche
a recorrer los campos con antorchas.
Indóciles, errantes, ateridos,
labrarán resplandores en lo oscuro,
fulgores que debieran persistir.
Saben qué les aguarda, saben
que al fuego que sostienen y comparten
lo envolverá la oscuridad, la húmeda sombra,
pero ellos…perseguirán su paciente tarea,
su pródigo tránsito, su derrota:
hacer que una luz nueva alumbre el mundo,
prender el tiempo, fundar claridades”.