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Hablar de Dios es difícil. Y ya no digamos hacerlo con un lenguaje que no nos remita a formulaciones “eternas” pero carentes de significado para el hombre y la mujer de hoy. El riesgo de resultar cansinos, ñoños, excesivamente alejados de la tierra o de las historias cotidianas es enorme.

Sallie Mc Fague intenta imaginar a Dios alejándose de los tradicionales conceptos de Padre, Señor, Rey y similares, para bucear en nuevos conceptos que puedan resultar verosímiles para el contexto cultural contemporáneo, un mundo/creación enfrentado con la pesadilla ecológica y con la amenaza nuclear. Con imaginación, intuición y profundidad presenta a Dios como madre/padre, como amante o como amigo/a;  Metáforas amplias y no excluyentes, que resultan un soplo de aire fresco en discursos muchas veces encorsetados en las categorías “de siempre”. Se trata de un libro serio, analítico, probablemente más denso que lo que solemos recomendar desde esta página. Con todo, nos parece especialmente aconsejable si contribuye en el lector a  despertar el gusanillo de un pensamiento libre, creativo y nuevo.

Nunca nos sentimos mejor que cuando estamos enamorados, cuando amamos y somos amados. Lo esencial de estar enamorado no es la lujuria, el sexo o el deseo (aunque también son manifestaciones de la relación amorosa humana); lo esencial es la valoración. Es el considerar valioso a alguien y el ser considerado valioso por alguien. Los amantes se aman mutuamente sin razón alguna, o más allá de toda razón; cada uno encuentra valioso al otro por ser simplemente quien es.  ¿Qué  tiene, pues, de sorprendente el que la tradición cristiana, en su intento de resumir la finalidad de la existencia humana, lo haya hecho en el lenguaje de los amantes? 

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Editorial

Sal Terrae

Año de publicación

1994

Páginas

309

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