Desde hace unos cuantos años José María Castillo sostiene que las inagotables cuestiones que nos hacemos sobre Dios se resuelven en la manera en que vivimos nuestra relación entre Dios y la alegría de vivir, entre nuestras creencias religiosas y la prosperidad personal y grupal, o dicho en negativo, entre Dios y el sufrimiento que nos golpea la razón y nos encoje el corazón. Este libro, fraguado a través de años de entrega humilde al estudio, tiene mucho de la experiencia vital de su autor, para quien Dios se funde y se confunde con lo humano, aunque no se diluye en la humanidad, sino que conserva su grandeza y misterio fascinante. La propuesta de Castillo es que el camino para encontrar a Dios es el camino de la “humanización”, pero superando la “deshumanización” que todos llevamos dentro, lo que él denomina “matar al fariseo”. Si esto es cierto, tenemos que concluir que lo que Dios quiere, por encima de cualquier otra cosa, es lo que más queremos los seres humanos: la felicidad.
“Para relacionarse correctamente con el Dios que anunció Jesús, lo primero, lo más urgente, es liquidar las ‘falsas imágenes de Dios’ que mucha gente tiene en su conciencia, en su intimidad más secreta. Pues bien, la primera ‘imagen falsa’ que muchos cristianos tienen en su cabeza es que Dios es una amenaza de la que hay que protegerse.”