Henry Nouwen tiene la capacidad de conseguir imágenes que nos remiten a las personas a bucear en nuestras propias vidas. Nos provoca, para entrar en nuestras heridas y nuestros sueños, en lo que siempre hemos querido ser y lo que Dios espera de nosotros. Nos lleva a ser conscientes de nuestra humanidad más frágil y al tiempo más capaz. En este librillo nos señala que, como el pan de la Eucaristía, nuestras vidas han de ser escogidas, bendecidas, partidas una y mil veces y entregadas. Y así se hace el Reino.
Ser elegido como amado de dios es algo radicalmente distinto. En vez de excluir a los demás, los incluye. En vez de rechazar a los demás como menos valiosos, los acepta en su realidad única.
Somos elegidos, bendecidos, rotos para ser entregados. El cuarto aspecto de la vida del amado es el de ser entregado. En la entrega se hace claro que somos elegidos y rotos, no simplemente en atención a nosotros, sino para que todo lo que vivamos encuentre su significación final en el vivir para los demás.