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Un pequeño libro escrito en 1968 y que sigue teniendo la virtud de enganchar al lector y dejarle sucesivamente fascinado, divertido, conmovido y desolado. ¿Cuándo y cómo descubre un niño que el mundo es un lugar duro, y cómo encajar la violencia, la ingenuidad, la culpa, la alegría de vivir, la muerte, la sinceridad, la amistad en un gran relato?

Todo esto lo consiguió José Mauro de Vasconcelos al narrar en primera persona la infancia de Zezé, un muchacho pícaro, tierno, divertido y temerario, en un contexto de pobreza, desolación y supervivencia. Alguno de los  capítulos mantienen al lector clavado, leyendo, absorbiendo la pasión, la alegría, la esperanza o la angustia de Zezé  cuando canta por la calle, cuando descubre la amistad, cuando busca desesperadamente expresar su cariño hacia un padre agobiado por el paro. Un libro que es mejor leer despacio, porque uno querría que no se acabara.

Ternura, golpes, risas, lágrimas, heridas y curas. Palabras hirientes y otras acogedoras. Ilusiones cumplidas y otras acabadas. Regalos deseados que nunca llegan, y sorpresas que, por inesperadas, se vuelven más alegres. Flores robadas con la mejor intención. Enemigos amenazadores que se vuelven amigos. Y una planta de naranja-lima que es confidente de tantas aventuras.

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Editorial

Libros del Asteroide

Año de publicación

2011

Páginas

208

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