El libro es el resumen de una vida, la del autor, en el aula, primero como alumno y después cómo profesor. Todas sus páginas suscriben una profunda y firme convicción: del “cero”, como lugar en el que el zoquete vive instalado, siempre se puede salir. Ese es el milagro de la vida del autor, un zoquete durante muchos años como alumno y que un buen día llegó a ser profesor. ¿Puede acontecer ese milagro? En relatos cortos y trepidantes, el autor va rescatando de su memoria toda esa urdimbre de pequeñas vivencias, muchas seguro que te recuerdan tu paso por la escuela, que le fueron salvando, es decir, cambiando su visión de sí mismo. Impresiona ver el rastro educativo que muchas de nuestras intervenciones pueden dejar en las personas que se cruzan por nuestra vida y cómo cualquiera de ellas, quizás ésa que no recordamos, puede sacar a alguien de un pozo hondo en el que lleve años desesperado de sí mismo y de todo lo que le rodea.
“Los profesores que me salvaron –y que hicieron de mí un profesor- no estaban formados para hacerlo. No se preocuparon de los orígenes de mi incapacidad escolar. No perdieron el tiempo buscando sus causas ni tampoco sermoneándome. Eran adultos enfrentados a adolescentes en peligro. Se dijeron que era urgente. Se zambulleron. No lograron atraparme. Se zambulleron de nuevo, día tras día, más y más… Y acabaron sacándome de allí. Y a muchos otros conmigo. Literalmente, nos repescaron. Les debemos la vida”.