Esta novela es una divertidísima oda a la naturaleza y una reivindicación de la vuelta a los básicos, a lo importante, en muchos aspectos.
Por un lado, a través de la evolución de Manuel como ser autónomo en la aldea abandonada, se recorren temas socioculturales y políticos de rabiosa actualidad. Desde la España vacía, esta historia nos invita a redefinir y a poner en valor conceptos que, en este 2020, cobran aún más sentido, como la austeridad, la riqueza de lo rural, el legítimo aburrimiento o la soledad sana; y, por supuesto, algunos términos creados ex profeso por el autor, como la sucintidad, la mochufa o la desnecesidad.
Une reflexión ineludible, pero no desde un enfoque de ensayo académico, sino enganchando a quien lee esta novela, a través de una hilarante historia, tan ficticia como plausible y quizás, deseable. Con ironía y sarcasmo, desde un sentido del humor necesario, la narración nos describe y nos lleva a posicionarnos en uno de los dos equipos, ante un enemigo común. Hasta que nos damos cuenta de que esos «asquerosos», bien podríamos ser también nosotros mismos.
Por otro lado, imposible dejar pasar la preciosa relación familiar que, desde un modesto segundo plano en la novela, nos habla de quien ama y respeta los caminos del otro, aunque duela.
El mejor consejo, el reclamo publicitario sobre su portada: «Huye de todo. Lee esta novela».