Un acercamiento, sin filtros, sin concesiones, a las entrañas de lo que somos y los tiempos en los que nos ha tocado vivir y decidir. A través de los recuerdos del fotógrafo de guerra, compartidos con una inesperada y perturbadora visita, esta novela es un viaje a las guerras de nuestro siglo, a lo profundo de nuestra sociedad, de nuestro comportamiento, de nuestros puntos de vista.
La guerra, la búsqueda de la belleza y nuestro papel en el mundo son la paleta de colores del mural que se va pintando y definiendo página a página. Y únicamente tres personajes, que se descubren a través de una narración cuidada y cautivadora, son suficiente marco para una profunda revisión de nuestra tranquilidad, nuestra vocación y nuestra conciencia.
Una lectura culta, adictiva, cruda, intensa y necesaria para quienes buscan respuestas, con disposición al cuestionamiento. Un viaje a esos lugares que no queremos ver, los lugares de los que nunca se vuelve. Un pasaje de ida y vuelta al infierno de nuestro tiempo, para los que no hemos estado allí. «O mejor dicho –rectificó mirando las torres de cemento y cristal a medio pintar en la pared–, los que pensaban, erróneamente, que no estaban allí.»