No cabe duda que Mario Vargas Llosa es uno de esos Intelectuales (con mayúscula) que son, cada vez, más escasos en nuestro tiempo. Con un estilo claro y sencillo, el Premio Nóbel elabora un agudo diagnóstico sobre el proceso que ha llevado a la sustitución de la Cultura (también por mayúscula) por la sucesión de banalidades y superficialidades que proliferan en nuestra sociedad. Con algo de pesimismo y nostalgia, Vargas Llosa nos invita a reflexionar sobre los profundos cambios que han afectado a todas las esferas de la sociedad en las últimas décadas. No estamos ante un libro cómodo ni complaciente, pero sí necesario para despertar las conciencias de una sociedad somnolienta y distraída.
“Nunca hemos vivido, como ahora, en una época tan rica en conocimientos científicos y en hallazgos tecnológicos, ni mejor equipada para derrotar a la enfermedad, la ignorancia y la pobreza y, sin embargo, acaso nunca hayamos estado tan desconcertados respecto a ciertas cuestiones básicas como qué hacemos en este astro sin luz propia que nos tocó, si la mera supervivencia es el único horizonte que justifica la vida, si palabras como espíritu, ideales, placer, amor, solidaridad, arte, creación, belleza, alma, trascendencia, significan algo todavía…”(pág. 200).