«La gratitud es la felicidad duplicada por el asombro», dejó dicho G. K. Chesterton y esa actitud agradecida es la que llena las páginas de este libro pretendidamente menor, sin mayores aspiraciones que la de mostrar al lector un camino para orar en clave de acción de gracias, dejando, aunque sea momentáneamente, de lado la oración de súplica y la de intercesión.
Se trata de mostrar gratitud comprendiendo que, como decía Ignacio de Loyola, «todos los bienes y dones vienen de arriba» para alcanzar amor. Y el autor se empeña en demostrar que todo puede ser fuente de agradecimiento a Dios. Incluso la adversidad si se vive con gratitud y no con resignación, como sucede con los padecimientos, ya sean físicos o espirituales: «Hay estudios que afirman que el sufrimiento intensifica nuestros encuentros con Dios, reestructurando la experiencia de gratitud al expandir nuestra visión de aquello de lo que podemos estar agradecidos, incluyendo las experiencias dolorosas como dones en sí mismos».
En resumen, un buen punto de partida para orar cada mañana o por la noche con algún motivo de los que propone José Carlos Bermejo, religioso camilo especializado en la escucha activa y humanización del ejercicio sanitario, para agrandar el espíritu con esa actitud agradecida dominada por el asombro para llegar a la felicidad incluso en los momentos más duros.