Fuera de los circuitos, fuera de las imágenes de postal, de los tópicos y las ideas preconcebidas, el periodista polaco Ryszard Kapuscinski nos conduce en un viaje por el tiempo y el espacio a lo largo de África. En ese camino nos presenta visiones de los monstruos que han poblado su historia reciente, imágenes de la supervivencia cotidiana, retratos de paisajes y lugares y sobre todo un aliento de esperanza nacido de la tenacidad de la vida, de la existencia de la solidaridad, y de la posibilidad de la alegría.
Estando en África, el europeo no ve más que una parte de ella: por lo general, ve tan sólo su capa exterior, que a menudo no es la más interesante, ni tampoco reviste mayor importancia. Su mirada se desliza por la superficie, sin penetrar en el interior, como si no creyese que detrás de cada cosa pudiera encontrarse un misterio, misterio que, a un tiempo, se hallara encerrado en ella. Pero la cultura europea no nos ha preparado para semejantes viajes hacia el interior, hacia las fuentes de otros mundos y otras culturas.