ala.jpg

“Alá no está obligado“… a ser justo en todas sus cosas de aquí abajo. Así comienza a contarnos su historia Birahima, un pequeño que, tras la muerte de su madre (obligada a caminar de nalgas debido a una úlcera en su pierna), se convierte en “niño de la calle” para posteriormente marcharse a Liberia y Sierra Leona, donde se introducirá como “niño soldado“.

Birahima, un niño soldado, y Yacuba, un hombre-fetiche y multiplicador de billetes, recorren el caos político y moral en el que se ha convertido la costa del oeste de África en busca de la familia del niño. Con la mirada de Birahima como puente, Kouruma nos sumerge en un mundo sincrético y alucinado en el que parece imposible cualquier esperanza, y en el que una espiral atroz de violencia y abuso lo envuelve todo. Sin grandes juicios morales, sin reflexiones éticas, traspasado por un fuerte fatalismo, Kouruma se convierte en un Dante africano mostrándonos el infierno particular de los niños soldado en el Golfo de Guinea.

 No soy elegante y amable porque estoy perseguido por los ñamas de muchas personas. […] Y yo he matado a muchos inocentes en Liberia y Sierra Leona donde hice la guerra tribal, donde fui niño soldado, donde me drogué con drogas duras. Estoy perseguido por los ñamas, en consecuencia todo se estropea en mí y conmigo. […] Heme aquí, presentado en carne y hueso y como pluma, en seis puntos, ni uno más, con mi manera incorrecta e insolente de hablar. […] Esto es lo que soy; no se trata de un cuadro reconfortante. Ahora, después de haberme presentado, voy a contar de verdad, verdaderamente, mi mierda de vida de réprobo. Sentaos y escuchadme. Y escribidlo todo, todo. Alá no está obligado a ser justo en todas sus cosas

ala.jpg

Editorial

Muchik editores

Año de publicación

2001

Páginas

189

Te puede interesar