Hemos pasado años en un debate infructuoso entre partidarios y opositores de la globalización. Hora es ya de pasar a un primer balance y mostrar, más allá de toda posición ideológica, qué reajustes necesita eso que se viene llamando “globalización económica” para que favorezca los intereses, no solo de unos pocos países o personas, sino también de los más pobres y necesitados de nuestro mundo. J. Stiglitz, premio nóbel de economía, pone nombre a esos reajustes. Medidas complejas como: comercio justo, condonación de la deuda externa, liberación controlada del mercado, erradicación de la pobreza, desarrollo sostenible, democratización de las instituciones económicas internacionales…se vuelven fáciles y transparentes a la hora de definirlas y pensar una implementación más equitativa de todas ellas en nuestro mundo. Ahora bien, para ello, dirá nuestro autor, hace falta que se fortalezca la voluntad política de nuestros gobiernos y la in-formación sobre estos temas de la ciudadanía.
“El debate sobre la globalización ha pasado de un reconocimiento general de que no es positivo todo lo que conlleva y de que existen razones reales para, al menos, parte del descontento que suscita; a un análisis más profundo que vincula políticas específicas con fracasos específicos… Este libro trata de la pregunta más difícil de todas: ¿qué cambios, grandes o pequeños, harán posible que la globalización cumpla sus promesas, o al menos se aproxime más a ello? ¿Cómo podemos hacer que la globalización funcione?”