No sé si alguna vez has ido a la configuración del móvil para ver el tiempo que pasas mirando fotos, en WhatsApp, Instagram o en TikTok. Incluso puedes apreciar el tanto por ciento que has pasado en cada aplicación o si lo has usado hoy más que ayer. Qué precisión. Te cuento todo esto porque hace poco Qustodio presentó un estudio con más de 400.000 familias en el que analizaba, entre otros aspectos, el uso de las pantallas en países como España, Estados Unidos, Reino Unido y Australia.

España está a la cabeza en esta lista con una media de, prácticamente, una hora al día en redes sociales. Eduardo Cruz, el director de Qustodio, habla de que los jóvenes menores de 18 años dedican un tiempo que es «una parte sustancial de la vida de una persona», como se puede leer en el Heraldo de Aragón. Dedican, a TikTok, 94 minutos al día. O lo que es lo mismo: 24 días al año.

Eso ha pasado, pasa y pasará. Por cierto, hazte la pregunta de si te acuerdas de qué iba el vídeo que viste hace un minuto… te sorprenderás. La reflexión que realmente me hago a raíz lo que dijo Eduardo es: Si ahora mismo te preguntan por un familiar y por la vida de un tiktoker, ¿De quién sabes más? Igual te hace pensar este anuncio de IKEA de 2018.

No creo que sea cuestión de eliminar las pantallas, eso sería vivir de espaldas a la realidad. Llegaron hace tiempo para quedarse y cada vez hay más avances. ¿Nos subimos al avance y aportamos sentido común o dejamos que nos arrolle? Sería más lógico darle una vuelta para, ya que le dedicamos gran parte de nuestro día a las pantallas, ver o generar un tipo de contenido que nos haga crecer sanamente. Aunque, sin dudarlo, nunca unas gafas de realidad virtual o un vídeo de TikTok generará más plenitud que una buena conversación cara a cara, por mucho que nos quieran virtualizar.

Tenemos que apostar más por lo que realmente importa.

 

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