Hoy he visto una lata de cerveza sobre mi estantería. Me la regaló Marius, para celebrar el segundo cumpleaños de su hijo pequeño. Yo les llevé un pedazo de pastel. Marius abandonó Rumanía con su esposa hace unos 8 meses. Sus dos hijos viven en Rumanía con la abuela. Marius estuvo trabajando los tres últimos meses en una carpintería. El desgraciado de su jefe no le ha pagado ni un céntimo por todo ese trabajo. Pero Marius no puede denunciarlo ya que no tiene “papeles”. 

HOY HE VISTO a una mujer con mucha fe. Vasilica está feliz. Todavía no sabe mucho español. Es de Moldavia, un país hermano de Rumanía, y que perteneció durante bastantes años a la vieja URSS. La cocina típica rumana y la moldava le han encantado a la mujer donde trabaja como interna. Ella y la señora para la que trabaja a veces rezan juntas el padre nuestro, primero en castellano y luego en rumano.

HOY HE VISTO a un hombre llorando. En Bulgaria estuvo trabajando en una empresa al frente de más de cincuenta trabajadores. En su país la sanidad no es gratuita como en España. Su hija tiene que operarse de un problema importante del corazón. Vino a España a ahorrar un dinero con el que poder ayudar a su hija. En diez meses que lleva viviendo aquí apenas ha trabajado en total unos dos meses y medio. Amigos búlgaros le dejan vivir con ellos, le compran alguna cajetilla de tabaco. Iván está destrozado.

HOY HE VISTO un mensaje en el móvil. Es de Abdel Aziz. Nos conocimos en navidades en una tetería árabe, la Mediterránea, que está junto al consulado marroquí. Me invitó entonces a tomar un té delicioso. También me invitó a tomar su sopa con él, compartiendo la misma cuchara. La acogida de la cultura árabe para sus invitados y amigos es impresionante. Llevábamos tiempo sin vernos. Antes de que acabe esta semana iré una tarde a hacerle una visita a la tetería. Tenemos pendiente una pachanga de fútbol con un grupo de amigos argelinos y marroquíes.

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