A una hora de que anochezca, camino de un lago que está «por ahí», y te encuentras con unos conocidos que te avisan de que se va a hacer de noche, que no nos da tiempo a ir y regresar. Iremos rápido, rápido. Y una, que la valentía no es uno de sus dones (aunque un poco inconsciente sí…), empieza a dudar del plan que le parecía tan atractivo…
Primer cruce de caminos, ¿hacia dónde? Y aparece un hombre, con sus dos cabras… nos dice que es por el camino que sale tras el árbol, «no ese, el otro árbol». He olvidado contextualizar, estamos en una zona rural en Haití, más rural de lo rural que ya es de por sí.
Seguimos caminando «vit, vit» (en krèyol). El camino se estrecha aún más, hasta llegar a una explanada, donde se pierde. Hay otro hombre arando la tierra. «Hacía allí, pero no por ahí, que esas plantas pican». Continuamos, hasta que aparecen como cinco posibilidades de rutas, el buen hombre con su borrico nos indica la correcta. Y así, nos vamos encontrando, en esa zona donde parece no haber nadie, personas que parecen salir a nuestro rescate.
Saludamos a una familia que vive cerca del lago, vistazo rápido con la promesa de volver otro día, y vuelta… el color granate del cielo avisa de que al sol le queda poco para desaparecer.
De vuelta… ¿era ese camino, o aquel? Y de nuevo, otras personas que aparecen, con la sensación de que Alguien las ha puesto ahí, para ti. La última, una niña, que con sus chanclas, camina a una velocidad impresionante por esos caminos. «Por aquí es más rápido», y te fías, caminando por el borde de una acequia entre plataneros, subiendo y bajando, tirando a derecha o izquierda, «estamos muy cerca» me dice al mirarme y sonreírme. Y yo, caminando detrás de ella, de sus 10 u 11 años, con su figura delgada que le hace subirse los pantalones cada cierto tiempo, y su pelo recogido en dos trenzas. Con la absoluta confianza de que me llevan bien.
Y pensaba en un anuncio de hace tiempo que decía «elige bien quién te guía»… esa experiencia de saberme llevada, de estar en manos de otros, de Otro… una auténtica follower, pero en otro sentido… y a tú, ¿a Quién sigues?
«Siguiéndoos mi Señor, yo no me podré perder…»