Hace unos días veíamos una escena inaudita en el Parlamento Europeo: Angelo Ciocca, diputado italiano de la ultraderechista Liga Norte, golpeaba con un zapato –made in Italy, decía– los papeles que había previamente leído el comisario europeo de economía, Pierre Moscovici. En esos documentos la Comisión Europea rechazaba el presupuesto italiano. Poco después Ciocca declaró: «Italia merece un respeto y los euroimbéciles deben entenderlo».
La escena es un esperpento. Ridícula. Pisotear papeles o la amenaza, como si el debate político se desarrollase en la barra de un bar o en la grada de un campo de fútbol regional. Nos hemos acostumbrado a ruedas de prensa cargadas de soberbia intelectual o los discursos parlamentarios que son pura demagogia. La tragedia es que todas esas acciones, ese lenguaje, va poco a poco calando en la gente. En una época inestable y frágil quien aporrea, grita y engatusa se hace el fuerte. Aporta seguridad. Nos hace estar más cómodos tras una línea de defensa. En este lado estamos nosotros, los atacados, los de la verdad absoluta. Al otro lado están ‘ellos’. Los que nos atacan.
La cara de Moscovici era un poema. Hijo de un antropólogo apartado de la docencia en Rumanía por las políticas antisemitas de 1934. Pudo escapar de Bucarest antes del gran progomo de 1941. Instalado en París, puedo estudiar con una ‘beca para refugiados’, iniciando en Francia una gran carrera investigadora y docente.
Racismo y tolerancia se han mezclado en Europa desde hace siglos y aún lo siguen haciendo. Aunque las comparaciones son odiosas, recuerdo a menudo la fotografía que ilustra este artículo: Alemania, elecciones parlamentarias de marzo de 1933. Fueron las últimas de la República de Weimar. Allí, frente a la cola de un colegio electoral, dos miembros del partido nazi hacen propaganda electoral. Unos, amenazantes; los votantes, con una mezcla de miedo y curiosidad. Y quién sabe si alguno de ellos con admiración. El miedo, con demagogia y gestos de fuerza, venció a una democracia demasiado débil –o pasiva– para defenderse.