Hoy es el día de las vocaciones a la Compañía de Jesús, a propósito de la fiesta de los santos y beatos jesuitas. Un día para rezar y agradecer por las vocaciones de los jesuitas que estuvieron, que estamos, y que estarán. Una jornada para rezar por tantos compañeros, conocidos y no conocidos. Discutidos y queridos al mismo tiempo, capaces de lo mejor y de lo peor. De estar en los entresijos de la Historia y de saber vivir en la indiferencia más absoluta, todo a la vez al mismo tiempo. Hombres frágiles, limitados y pecadores, pero apasionados por el Evangelio. Conscientes de que sin Dios somos poca cosa y que vivir al servicio del mundo y de la Iglesia hoy tiene más sentido que nunca.
Mientras escribo estas líneas pienso en jesuitas que están ahora dándolo todo al pie del cañón en el colegio de Valencia. En los que escuchan a adolescentes que buscan y se preguntan en las aulas y en decenas de experiencias de verano. En los que están lejos de su tierra y en los que están en la retaguardia. En los que bucean en los entresijos del pensamiento y en los que viven con los migrantes y refugiados. En los que se pasan la vida en un despacho o son cauces de misericordia en la intimidad de un confesionario. En los que sobreviven en la tribulación y en los que transmiten la alegría del Evangelio por los cuatro costados. Y en aquellos enviados hacia las fronteras del mundo, donde acaba el asfalto, donde nadie quiere estar, siempre al servicio de la fe y la promoción de la justicia.
Ojalá siga habiendo hombres valientes capaces de dar un paso hacia adelante. De escuchar al Espíritu y ser capaces de vivir de otra manera. De sentir que Dios tiene un sueño y una misión para ellos, manteniendo siempre una promesa de sentido y de felicidad -que no de comodidad-. Y que Dios les quiere al lado del joven, del que sufre y del pobre en nuestro mundo. Comprender, en definitiva, que servir a Dios en la Iglesia y en la Compañía de Jesús es, para ellos, una opción posible -y sobre todo, plausible-, y que merece realmente la pena.
Y tú, ¿en quién piensas?