«Padre Sinodales, la Iglesia les mira con confianza y amor». Estas eran las palabras del papa Francisco a los padres reunidos en Roma para el Sínodo sobre los Jóvenes que dio comienzo el pasado 3 de octubre y que finalizará el próximo día 23 del mismo mes.
Ante los movimientos que han agitado a la Iglesia en los últimos meses, se abre un Sínodo que genera gran esperanza. El papa Francisco, en su discurso inaugural, la semana pasada, alentaba a no anclarse en lo conocido, a no rendirse ante el «siempre ha sido así», sino que invitaba a dejarse llevar por la capacidad de soñar y ser creativos. Mirar con ojos renovados el presente y el futuro. Reconocer, interpretar y elegir son los tres ejes del documento Instrumentum laboris que orienta este Sínodo de la esperanza.
Los jóvenes cultivan la ilusión, incuban el futuro en deseos apasionados y proyectos renovadores propios de una vida donde hay más por vivir que por recordar. La Iglesia mira con esperanza esas vidas que se abren a algo nuevo que, tras el soplo del Espíritu, anima a buscar nuevas formas, nuevos lenguajes, nuevas maneras de decir ‘sí’ a la invitación que sigue haciendo el Señor.
Ante la gran alegría de poder recibir a los Obispos de la China Continental, se abre, también, ante nosotros, la posibilidad de seguir ampliando horizontes y dilatar corazones para seguir acogiendo a todos aquellos que quieren vivir plenamente la fe. Jóvenes que buscan y se cuestionan, jóvenes que quieren seguir creciendo y madurando pero se pierdan en ‘la liquidez’ de nuestro mundo.
Ante el reto de un mundo que necesita referentes y referencias, la Iglesia ofrece un espacio de apertura, de diálogo y de encuentro donde poder encontrar respuestas a las grandes preguntas que hoy se nos presentan y que, por momentos, nos turban. ¿Hacia dónde va la Iglesia?, ¿Cómo podemos transmitir el mensaje del seguimiento de Jesús desde una fidelidad sencilla y apasionada?, ¿Cómo plantear el discernimiento vocacional en los jóvenes?
La potencia del diálogo no tiene fronteras, por eso, la existencia de un Sínodo, es una gran noticia por la que debemos rezar y pedir. Ojalá ilumine nuestro camino de seguimiento y transmisión de la Buena Noticia de Jesús.
Y tú, joven, ¿qué le pides a la Iglesia? ¿En qué crees que te puede ayudar?, ¿Qué le ofreces tú?, ¿Cómo quieres ser parte de ella?, ¿Te has planteado en algún momento tu vocación en este mundo? (De todo eso va el Sínodo, y aunque haya quien se hace esas preguntas en Roma, tal vez cada uno necesita hacérselas donde esté).