¿Alguien recuerda cuál era el verdadero nombre de Marisol? Sí, aquella, la que cantaba y que enamoraba a grandes y pequeños. La misma que desde niña rodaba películas y hacía más llevadera la vida de quienes la veían… Ah, sí, se llamaba Pepa Flores, aunque pocos ya la recuerden. A mí, me la devolvía a la memoria una buena amiga cuando, contándome cómo estaba, me habló del ‘síndrome Marisol’.

Hay veces en la vida en que las cosas parecen no avanzar o, peor aún, se tiene la sensación de retroceso. Etapas en las que parece que todo cuanto hay a nuestro alrededor va creciendo y que la gente «se promociona»: unos se casan, otros consiguen un buen trabajo, viven en una gran ciudad e incluso, los más afortunados, llegan a alcanzar sus sueños… mientras tú no consigues recordar en qué momento todo siguió igual para ti. Entonces, en tu interior, escuchas la voz de los adultos siendo niño y proyectando en ti un gran futuro que sientes que no se ha cumplido. Muy pocos de los prodigios que te anunciaron se han hecho realidad. Y esa es la puerta de entrada a la frustración, que viene acompañada por la decepción y por creer que defraudaste a quienes te quieren al contemplar el abismo que existe entre los que te prometían ser Marisol y la Pepa que has llegado a ser.

Hasta aquí todo muy bien, pero el único que ha hablado ha sido el Mal Espíritu, porque el verdadero éxito de Marisol fue llegar a ser Pepa Flores. Fue romper con el imaginario de grandes y pequeños para alcanzar ser ella misma y demostrar que otra vida es posible. Cambió el estrellato para crecer en el anonimato, en el que decididamente se mantiene, y vivir como una outsider al margen de los focos. Y todo ello, sin renegar de que un día fue Marisol, sin la cual ser la verdadera Pepa Flores hubiese sido casi imposible. Por eso, el síndrome Marisol, no tiene por qué ser algo negativo, sino más bien lo contrario, si lo entendemos como llegar a ser aquello que verdaderamente eres, como la búsqueda de ese lugar y de ese modo que haga sacar de ti tu mejor versión; aunque todo ello difiera de las expectativas que otros hayan puesto en ti y las que tú has proyectado para ti mismo.

Parece ser que la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España también lo piensa así. Este próximo sábado el Goya de Honor va a ser para Marisol, «por ser una de las actrices más queridas y recordadas por el gran público». En verdad, todos sabemos que la verdadera galardonada es Pepa Flores, «por haber encontrado su lugar en el mundo». Ojalá el resto también lo encontremos.

Te puede interesar