La Semana Santa nos recuerda la importancia del perdón, de la Misericordia y de la compasión.
Qué rápidos somos para condenar desde el rencor; cómo hacemos juicios… pero la Palabra de Dios para nosotros es: perdona, no te quedes con el corazón lleno de odio, de rencor, de ira.
Seguro que muchos de nosotros estamos enfadados con personas que queremos. Seguro que nos hemos alejado de seres queridos y personas que eran nuestras amigas. El Evangelio nos enseña que del mismo modo que esas personas pudieron errar con nosotros, nosotros podemos errar también y hacer sufrir a otros.
Vamos a pensar en nuestras situaciones concretas, en nuestra familia, amigos… ¿a quién tengo que pedir perdón? ¿y a quién tengo que perdonar?
Vamos a pedirle al Señor que nos ayude a ser misericordiosos y lentos a la ira. Ojalá que se nos regale el don del perdón y podamos, a partir de esta Semana Santa, tener una vida más pacífica y más enraizada en Jesús resucitado.