La salvación está en Dios. Y luego nos encomienda la misión de ser transmisores. Pero no de modos imposibles, a través de magia o atajos, sino desplegando al máximo nuestras posibilidades. Cada uno las suyas.

La salvación está en Dios. Y luego nos encomienda la misión de ser transmisores. Pero no de modos imposibles, a través de magia o atajos, sino desplegando al máximo nuestras posibilidades. Cada uno las suyas.